INSEGURIDAD: Calles de la parroquia Las Minas de Baruta son evitadas
Los baruteños tienen temor de transitar por algunos sectores
La calle del Teodoro, Anacoco y Las Dalias son consideradas como zonas rojas en la parroquia Las Minas de Baruta. Las autoridades de la Alcaldía conocen la sitiuación pero el problema persiste
Los ciudadanos baruteños se quejan sobre la inseguridad de Las Minas, el cuerpo policial de la alcaldía es ineficiente ante la presencia de pranes, drogadicción, asaltos y conflictos armados en la zona. Los cuerpos competentes del municipio y de la parroquia conocen la situación pero no existen hasta los momentos planes de respaldo ante estas irregularidades.
En la calle del Teodoro, que se conoce por ser larga y solitaria cerca de la zona del Rosal, presenta graves casos de indigencia y jóvenes adolescentes en consumo de drogas. La trabajadora social del Módulo Asistencial y de Atención al Ciudadano de la parroquia, Elizabeth Espinoza, informó sobre la inauguración de La Fundación Techo, la cuál dispondrá de las instalaciones necesarias para rescatar a los indigentes y drogadictos de la calle pero aún no se encuentra en disposición.
Edgar Gómez, ciudadano de la parroquia Las Minas de Baruta, declaró : " Por allá es peligroso caminar, a cualquier hora se te acercan para pedirte plata o te persiguen para que le sueltes lo que tienes encima. La policía no se mete para allá. Eso de lo peor, siempre se escuchan tiroteos ahí"
Judith Bustamante, enfermera del Ambulatorio Dr José María Vargas, indicó que entre dos veces por semana, se presentaban casos de heridos pertenecientes al sector de Anacoco, Las Dalias y la calle del Teodoro. Carlos Perdomo, ciudadano de la parroquia también expresó : " Este es un pueblo sin ley, aquí los policías son unos irresponsables y cada quien hace lo que se le da la gana".
Así las zonas rojas de la parroquia Las Minas de Baruta son eludidas por la seguridad de los residentes. Se esperan respuesta de la Fundación Techo y la capacitación de las unidades policiales de la alcaldía para solventar la situación.
Rafael Narváez Molina
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